S e adentra el fuego en mis venas, las cortinas arden, los ojos queman. Solo una vez fui y desde ahora ya no seré; no hay río que apague una endemoniada hoguera; necesito tu aliento que me vuelva a la vida. Dame el agua de los cielos y moriré al dolor, dame tu agua, deja que me ahogue en tu paz o por lo menos dame de tu brisa para sentir alivio. Rujo como las olas, me quejo como las edificaciones que se derrumban; clamo para que me den muerte, clamo para que me den alas para volar, clamo para que me den un destello de luz que me lleve a la libertad. -Daniel C.
Notas sobre pensamientos y libros