Sentado frente a la hoguera esperando a que el día cerrara sus ojos, a que las aves dejaran de hablar para que los grillos cantaran mientras que la luz de día caía herida como hojas de otoño vencidas por el tiempo y que ahora danzan con el viento. Oh bello sol! Quien te has acostado para que la luna narre cuentos viejos escritos en el lirio de las estrellas. Me he quedado sentado en aquella montaña embrigado del recuerdo de aquellos besos que ahora ya no puedo olvidar, donde el único sabor del manjar se llama el recuerdo; rastros de ti han quedado dentro de mi y mis rastros ya nadie los sigue. Te llevo en el recuerdo bella amada dondequiera que estés posada aunque nuestra partida fue dolorosa y aunque en el dolor de nuestro adiós en los sueños cabo profundo al centro del corazón desolado; aunque el sentimiento de d...
Notas sobre pensamientos y libros