Porque no hay nada que me pueda derribar,
tus armas o tu simple hablar;
me apuntas con el dedo
para acusar de lo que no he hecho
y de las mentiras que dice el viento;
mis pies sembrados,
preparado para la tormenta
que lo único que hace son siluetas
demostrando que tratara de botarme
pero no lo hará;
porque yo me mantendré hasta el final.
Daniel C.
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