En este año me adentré más a leer libros de filosofía, obviamente esto no me hace ningún intelectual y como dice la frase "Cuanto más leo, más aprendo, cuánto más aprendo más me doy cuenta de lo poco que sé". Leí mucho sobre Séneca, Epicteto, Marco Aurelio, Fyodor Dostoevsky y Nietzsche.
Si me he dado cuenta del profundo valor que tiene la filosofía y de la necesidad de ser un océano para captar las corrientes sucias sin ser contaminado como diría Nietzsche o como diría Aristóteles tener la capacidad de entretener un pensamiento, sin aceptarlo, esto con el fin de validar la veracidad de cualquier argumento sin lanzarse inmediatamente a creer en el solamente por que suena lindo.
Me dado cuenta que los libros que antes leía de crecimiento personal eran "mental fapping " con argumentos vacíos pero dulces para el oído y bastantes repetitivos, que resonaban por la situación en la que me encontraba en el momento a pesar de que su contenido real era vacío.
Me di cuenta que uno tiene que ser su mayor contrincante, deconstruir las creencias que uno mismo sostiene, analizar si ellas tienen una base racional o meramente emocional.
"Hay dos tipos diferentes de personas en el mundo, aquellos que quieren saber y aquellos que quieren creer" Nietzsche
Friedrich Nietzsche - La serpiente que no puede mudar su piel debe morir Así como las mentes a las que se les impide cambiar de opinión dejan de ser
Tambien tengo que ser el mayor contrincante de los autores, conferencistas, mentores; las posiciones de poder no necesariamente sostienen la verdad y uno tiene que dudar de sus argumentos y no solamente un camello que carga con valores y creencias de otros; es necesario convertirse en un pensador crítico, ser intelectualmente sincero, buscar la verdad aún cuando se oponga a mis ideas percibidas y a sentimientos o expectativas de como debería ser realidad.
La filosofía estoica fue un gran pilar para la comprensión de como uno debe actuar diariamente conforme a la virtud y la sabiduría.
Entender la dicotomía del control, la cual es la base de la filosofía estoica, me ayudo a diferenciar entre las cosas que están en control de uno y las cosas que no, de esta manera uno se desapega emocionalmente de esos eventos externos donde nuestras acciones no pueden llegar a influir y enfocarme 100% en lo que en realidad importa.
Tambien llegue a apreciar y a comprender el valor de la virtud y la sabiduría; reconocer que los mandamientos, la sabiduría y la disciplina no inhiben el placer de la vida, sino que resaltan la plenitud alejándonos de lo que satisfactoriamente puede ser conveniente a corto plazo pero destructivo a largo plazo, que el peor pecado que podemos cometer es el daño que nos hacemos a nosotros mismos cuando rompemos nuestras propias promesas, nos mentimos a nosotros mismos y nos alejamos de Dios, de la verdadera plenitud y no de la ilusión del placer.
Quiere decir que por actuar con virtud y sabiduría me va a garantizar de que me va a ir bien en la vida? Absolutamente no y es muy tonto pensar que por hacer las cosas bien a uno le va a ir bien, lo que si hace es elevar la probabilidad de que te vaya bien pero no te asegura al 100% de que será de esa manera. Si uno actúa bien solo con el fin de obtener el resultado, en verdad uno estaría actuando en buena fe, motivado por la virtud o motivado por el resultado final?
Uno tiene que actuar conforme a la virtud sin importar las circunstancias o resultados finales. La virtud y la sabiduría en sí mismas son buenas no necesitan abogados para defenderlas en comparación de los vicios y la mezquindad.
Uno tiene que actuar conforme a la virtud porque la virtud es buena, tiene razón en si misma para seguir seguida.
Lo que importa es actuar con virtud y sabiduría a pesar de las circunstancias porque al final cualquier situación es de provecho para la persona sabia.
Los infortunios solamente llegan a tener propósito a medida que uno voluntariamente le de ese significado porque los eventos por si solos, solamente son sucesos ni buenos ni malos, solamente son simples sucesos.
"Porque para esto me he entrenado.".... Ningún boxeador puede convertirse en campeón sin tener contrincantes y sin que los contrincantes te tiren golpes, así la virtud no puede surgir sin situación que le demande. No puedes convertirte en una persona valiente desde la comodidad de tu cama, necesitas estar expuesto a situaciones de peligro que demanden valentía.
Comprender la naturaleza de la vida es parte de convertirnos sabios, aprender a amar el caos y orden, la inevitabilidad de los hecho, amar el destino así como se presenta ante uno. Este amor por el destino no se sujeta a las expectativas que a final de cuentas son las causantes de nuestro propio dolor porque creemos que las cosas se darán de cierta manera cuando tales resultados están fuera de nuestro dominio de control.
Lo que está dentro de nuestro control es como vemos las cosas, nuestra perspectiva. Debemos utilizarla con el fin de sacar el mayor provecho de la situación para nuestro propio beneficio, para ser más sabios y tener mejor carácter; no con el fin de evadir la realidad para escapar del dolor porque el dolor es necesario para la transformación como decía Nietzsche. Esto también implica ver nuestras propias debilidades que también pueden ser causantes de nuestro propio dolor.
También leyendo a Seneca tuve una mayor comprensión sobre la muerte como parte de la misma cara de la moneda donde se encuentra la vida. Los argumentos de Seneca refuerzan los temas que aparecen en el libro de Eclesiastés, tal vez un punto de vista algo nihilista pero algo real con respecto a los bienes materiales, nuestros esfuerzos, nuestro enfoque en lo trivial, las personas que tenemos al rededor.
Su argumento se puede resumir en una corta frase: "Aceptar la muerte es aceptar la vida"
Reconocer la fragilidad y mortalidad de las cosas no nos debe de desmotivar sino llenar de plenitud y agradecimiento por las cosas que ya tenemos en nuestras manos; a no obsesionarme por los planes futuros ni vivir aferrados a las emociones del pasado, sino enfocarme en lo que tengo aquí en este preciso momento viviendo de manera sabia, sabiendo que lo que hago en este preciso momento tomará cuidado de las cosas del futuro o me destruirá si me comporto como un tonto insensato.
Reconocer la mortalidad en otros me ayuda a comprender el valor del tiempo que comparto con las personas, si supieras que la persona que tiene al lado le queda un día de vida, como la tratarías? Apreciarías más su presencia?
Una pregunta que puedo hacerme cuando este atascado en una emoción negativa que no tiene ningún sentido es: Si este fuera mi ultimo día de mi vida me gustaría pasar este día encadenado a esta emoción?
Esta pregunta me ayuda enfocarme en este preciso momento, enfocarme en este mismo día.
Meditar en la fragilidad y la mortalidad le ayuda a uno a encontrar plenitud en la vida, reconocer que no importa el tiempo que uno viva sino como en realidad uno viva, el valor que uno le agregue a cada minuto de vida. Uno logra entender que en realidad los problemas no son los suficientemente serios cuando estamos al borde de la muerte, que todo lo material se vuelve vano y todo placer ordinario es superfluo. Nadie en sus últimos minutos de vida desea haber visto más películas en Netflix, recordaría la cantidad de dinero en la cuenta bancaria o pensaría en los problemas del pasado de cómo fui traicionado. Si la vida se acabara en los próximos minutos la persona que no supo vivirla se arrepentiría por el tiempo desperdiciado pero la persona que supo cómo vivirla encontrara paz y satisfacción de haber vivido bien.
Como dijo Salomón lo único que tiene sentido es vivir por medio de la sabiduría temiendo a Dios y disfrutando de los placeres verdaderos de la vida.
La indiferencia no significa insensibilidad, sino la capacidad de separar las emociones de los resultados para evitar dolor innecesario. Que hay de provecho en preocuparme por cosas que tal vez son importantes pero no esta en control mío? Actuar con indiferencia en lo que no hace ninguna diferencia me da la oportunidad de enfocarme en lo que en realidad si esta en mi control y en lo que en realidad si es importante.
Bien y el mal, redención y reencuentro con Dios
Uno de los mayores temas que me ha intrigado en los últimos años ha sido la existencia de Dios y el problema del mal. He tenido la oportunidad de escuchar a apologistas y ateos pero los argumentos teístas muestra evidencia de la existencia de Dios pero había un pequeño pero gran argumento que exponían los ateístas y es el argumento del bien y el mal.
En primeras instancias para formular un argumento del bien y el mal primeramente los ateístas tienen que formular un argumento sobre la moralidad pero la moralidad no se puede explicar desde un punto de vista materialista ni naturalista, no hay argumento materialista o naturalista que muestra evidencia lógica acerca del surgimiento de la moralidad; más bien partir con un argumento del bien y el mal como ateo solamente comprueba que el ateísmo es falso. Pero el hecho de que comprueba que el ateísmo es falso no debilita la esencia del argumento del bien y el mal.
Desde hace tiempo comprendía la responsabilidad de la sociedad vivir con libre albedrío, nosotros como humanos somos responsables del sufrimiento en el mundo porque cada uno tiene la capacidad de elegir que acciones tomar. Las guerras, la violencia, los robos, las traiciones, la corrupción son responsabilidad de la libertad que tiene las personas por actuar a la forma que desean. Las hambrunas son responsabilidad nuestra porque esta en nuestro poder ayudar a las demás personas mas sin embargo no lo hacemos.
Como existe un Dios bueno cuando hay desastres naturales que matan a las personas? Comprendí que era parte del sistema de la creación; las montañas que tanto admiramos son productos del choque placas tectónicas que producen terremotos y crean relieves en la superficie y forman esas montañas. Solamente llegamos a catalogar ciertos eventos como malos cuando nos afectan directamente a nosotros.
El planeta marte es un lugar hostil para la vida humana, si vamos a marte y morimos por consecuencia de las condiciones del mismo planeta; es el planeta malo o Dios es malo por crear un planeta con tal naturaleza? O que tal si analizamos a un oso, es el oso malo por actuar bajo su propia naturaleza? No... Dios creo un sistema que esta mas allá de nuestra propia comprensión, bajo nuestros propios términos podríamos diseñar un lugar en nuestra imaginación donde no exista el dolor y el sufrimiento pero no contamos con la capacidad de comprender cada detalle de la naturaleza desde los átomos hasta los movimientos de los cuerpos celestes.
Leyendo el libro Los hermanos Karamazov de Fyodor Dostoevsky, pude comprender a más detalle la posición atea a traves del personaje de Ivan Karamazov quien es capaz de apuntar hacia el mal del mundo pero su ineficacia para darle una solución; las únicas opciones que ofrece el ateísmo era el hedonismo donde el propósito de la vida es el placer, esta posición solamente lleva a ignorar el vacío existencial a traves del placer y a la destrucción de la persona; y la otra posición es el nihilismo donde la vida no tiene ningún propósito
Si tenemos la capacidad para ayudar y no ayudamos, nosotros hacemos el mal, no Dios. Somos responsables del sufrimiento del mundo. Dios no pretende eliminar el mal del mundo sino a cambiar el corazón de la persona a través del amor. Dostoievsky expone que el amor llega a ser la solución del sufrimiento humano pero no la satisfacción de la razón podemos ver cómo el amor es una solución práctica en el mundo real a pesar de la poca comprensión que tenemos sobre su proceso en el corazón humano pero vemos su conversión.
Vemos como el amor le llega a dar propósito al sufrimiento para obtener un bien mayor, tambien podemos ver cómo las dificultades unen a las personas en una misma causa en comparación de los tiempos fáciles.
Un mundo donde el libre albedrío, el dolor y sufrimiento estén presentes es mejor que cualquier otra alternativa.
Por el momento solamente he leído los hermanos Karamázov pero Dostoevsky entiende la vida y transmite el caos y la belleza que en ella se encuentra.
Durante un tiempo comprendía de manera racional los argumentos a favor de la existencia de Dios y lograba ver cómo el ateísmo solamente era un cascarón vacío cuyas bases era débiles pero la comprensión intelectual de los argumentos no nos hace establecer una relación verdadera con Dios porque no solo se involucra la mente sino tambíen el corazón y vi como Dios utiliza situaciones como oportunidades para reencontrarnos con Dios de manera íntima y pura. Había escuchado una frase que decía que las dificultades nos ayudan a depender de Dios, nos acerca a el pero los tiempos buenos endurecen y enfrían nuestro corazón porque no hay necesidad de tomar medicina cuando no hay enfermedad, uno piensa que sólo porque las cosas van bien uno no requiere la comunicación con Dios.
Hubieron situaciones que me empujaron al reencuentro con Dios pero ahora exponiendo mi corazón ante El.
Entendí lo que Carl Jung decía: "ser humano solo encuentra sentido en la vida cuando se siente parte de algo más grande que su ego". De hecho Carl Jung lo destacó en los programas de AA donde pacientes lograban recuperarse por tener a Dios como el valor más grande en su jerarquía de valores por encima de la adicción al alcohol. Y esto también se ve reflejado cuando en la vida se tiene a alguien más importante que uno mismo, uno no actúa por medios egoístas sino que toma como motivación a través de otra persona para alcanzar las metas personales.
El valor de los estándares y dar honor a nuestros principios
El valor de los estándares y el honor a nuestros principios radica en que son una guía sólida para vivir una vida con propósito y significado. Los estándares, fundamentados en la virtud y la sabiduría, nos permiten actuar con coherencia y dignidad, incluso frente a la incertidumbre o el sufrimiento. Honrar nuestros principios es rechazar la gratificación momentánea, el egoísmo y la superficialidad, en favor de acciones que trasciendan y contribuyan al bienestar de los demás. Al vivir con rectitud y fidelidad a nuestros valores, no solo encontramos satisfacción en el presente, sino que también dejamos un legado significativo que refleja nuestro carácter y propósito. En esencia, los estándares son un faro que nos ayuda a resistir la tentación de desviarnos hacia lo efímero, mientras que el honor hacia ellos asegura que vivamos una vida alineada con lo que realmente importa.
Trading
El éxito en el trading no reside en acumular más conocimiento, sino en identificar y corregir errores recurrentes, eliminar malos hábitos, y desarrollar una ejecución disciplinada y consistente. Como en la filosofía estoica, es esencial aceptar lo que está fuera de nuestro control, como las pérdidas y la incertidumbre del mercado, y enfocar nuestra energía en lo que sí podemos manejar: el proceso de ejecución y la gestión del riesgo. "Nunca arriesgues tus principios por las ganancias o por las pérdidas," ya que el trading es una profesión de rendimiento donde lo importante no es el resultado inmediato, sino la disciplina para ejecutar el sistema de manera mecánica, sin expectativas ni emociones.
La confianza real no proviene de ilusiones como "fake it till you make it", sino de la evidencia generada por la experiencia. Visualizar el éxito sin acción es inútil; lo que importa es seguir los pasos del sistema como una tarea más en el día, con paciencia, consistencia, y aceptación total del resultado. "La raíz de todo mal es el amor a los resultados, al dinero." La filosofía estoica nos enseña que nuestras emociones provienen de cómo interpretamos los eventos, no de los eventos en sí. Aplicado al trading, esto significa que los sentimientos de frustración o miedo surgen al enfocarse en los resultados y no en el proceso.
El progreso no se mide en ganancias ni en pérdidas, sino en términos de paciencia para esperar las oportunidades correctas, coraje para ejecutar sin dudar, aceptación plena del resultado, y constancia en repetir este ciclo sin importar las circunstancias. Como decía Charlie Munger, "Es más fácil evitar la estupidez que buscar la inteligencia." Identificar lo que haría un trader fracasado –como buscar ganar cada operación o cambiar constantemente de estrategia– y hacer lo opuesto puede ser una poderosa herramienta.
La clave es construir un sistema simple y objetivo, como un diagrama de flujo, que elimine la subjetividad y permita una ejecución replicable. Establecer límites claros, como detenerse después de dos pérdidas diarias, ayuda a mantener la disciplina y evitar errores impulsivos. "Apresurarte te matará," porque el trading es un juego a largo plazo donde la paciencia y la rutina son fundamentales. Al final del día, el objetivo es poder decir: "Seguí mi plan de trading," sin importar el resultado.
Los estoicos también nos recuerdan que nuestras expectativas influyen en cómo experimentamos los eventos: "El futuro vendrá como tenga que hacerlo." Aceptar la incertidumbre y los riesgos inherentes al trading nos permite actuar sin miedo ni supersticiones, enfocándonos únicamente en lo que está dentro de nuestro control, como el tamaño del riesgo en cada operación. Así como los estoicos encontraban libertad en la disciplina, el trader profesional encuentra libertad en la constancia y en el desapego a los resultados. "Fall in love with the process of placing good trades, not the goal," porque el verdadero éxito está en la ejecución impecable y en la serenidad frente a la inevitable incertidumbre del mercado.
En resumen:
- Piensa de manera crítica, cuestiona todo argumento
- Sobre todo busca la verdad
- Utiliza dicotomía del control para enfocarte en lo que importa y está en tu control
- Acepta y estudia la naturaleza de la vida, acepta la muerte y ama el destino
- Vive conforme a la virtud y la sabiduría
- Deja el orgullo y la arrogancia intelectual
- Busca a Dios de todo corazón
Algunas otras cosas en las que reflexioné
El amor propio no consiste en buscar el placer inmediato, sino en tomar decisiones que beneficien al yo del futuro, aunque sean difíciles a corto plazo. Las opciones fáciles pueden traer satisfacción momentánea, pero suelen generar dolor a largo plazo, mientras que las difíciles construyen un futuro mejor. Como señala Naval Ravikant, el desarrollo personal radica en priorizar el beneficio a largo plazo sobre la gratificación inmediata, así mismo es el amor propio. El verdadero amor, hacia uno mismo o hacia otros, exige lo mejor porque reconoce el potencial que se guarda. Ser amables con nosotros mismos implica también desafiarnos a crecer y ser nuestra mayor fuente de apoyo y exigencia.
El problema con el popular amor propio es que en realidad es un amor egoísta y narcisista, el verdadero amor es demostrado a lo externo a traves de acciones y no un mero sentimiento.
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No podemos controlar los resultados de nuestras acciones, ya que el mundo es complejo y las personas actúan según su propio criterio. Hacer buenas obras, esforzarse al máximo o amar con expectativas de reciprocidad no garantiza que recibiremos lo mismo a cambio, pues los resultados no dependen solo de nosotros. Sin embargo, optar por la mediocridad o la mezquindad solo asegura un desenlace desfavorable. Es mejor actuar con virtud, sabiduría y amor genuino, no porque aseguren resultados, sino porque son intrínsecamente buenos. En última instancia, quien ama el proceso más que la meta disfruta más de la vida y aumenta las probabilidades de que las cosas le vayan bien.
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La idea de ser merecedor de todo lo bueno sin esfuerzo ni sacrificio puede parecer atractiva, pero a menudo es una ilusión promovida por ciertas corrientes modernas que priorizan sentirse bien sobre el crecimiento real. Aunque fomentar la autoestima básica es crucial para la salud mental, su malentendido o mal uso puede llevar a la complacencia, la evitación de la introspección y la falta de acción para superar desafíos.
Ser especial no es inherente ni automático; se construye a través de nuestras acciones y esfuerzos que nos destacan genuinamente. Creer que se merece todo solo por existir puede estancarnos, mientras que reconocer nuestras fallas y limitaciones es el primer paso hacia el crecimiento. Este principio está reflejado tanto en tradiciones espirituales, como la redención en la Biblia, como en enfoques terapéuticos, como los programas de rehabilitación, donde la aceptación de la propia condición es esencial para el cambio.
La autoestima saludable no debe confundirse con la negación de nuestras debilidades. De hecho, es al aceptar nuestras imperfecciones que podemos emprender un camino genuino hacia la mejora y demostrar que somos dignos de los resultados que deseamos. Como bien señaló Fyodor Dostoevsky, "el más inteligente de todos es el hombre que se llama a sí mismo tonto al menos una vez al mes". La humildad y la introspección no solo nos hacen más sabios, sino también más capaces de alcanzar nuestro potencial.
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La verdadera sabiduría proviene del temor de Dios, de actuar con humildad y reconocer que Su voluntad y términos son los cimientos de la creación. Buscar la sabiduría bajo nuestros propios términos puede llevarnos a la arrogancia, alejándonos de la verdad y la virtud. Temer a Dios implica depender de Su guía en lugar de confiar únicamente en nuestro juicio, pues nuestras acciones, aunque justas, no siempre garantizan los resultados deseados. Sin embargo, actuar conforme a Su voluntad asegura una paz interior que trasciende las circunstancias. Aceptar nuestra fragilidad y mortalidad nos permite vivir con propósito, reconociendo que todo en este mundo es temporal, excepto la comunión con Dios. Es mejor actuar con virtud y confiar en Su justicia que sucumbir a la insensatez de seguir solo nuestros propios deseos.
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La búsqueda de la verdad exige valentía para desafiar nuestras creencias, humildad para aceptar nuestras limitaciones y pensamiento crítico para analizar ideas sin prejuicios ni arrogancia. Muchas veces preferimos creer lo que nos conforta en lugar de enfrentar realidades incómodas, racionalizando nuestras ideas para evitar el abismo de nuestra existencia. Sin embargo, el verdadero crecimiento surge al confrontar estas verdades, cuestionar nuestras suposiciones y cumplir con nuestros compromisos personales, lo que refuerza nuestra integridad y capacidad de amar. Aunque desafiante, buscar la verdad nos libera, nos humaniza y nos permite vivir con autenticidad y coherencia con la realidad.
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El carácter se fortalece a través de la adversidad, pues los desafíos nos permiten crecer, practicar la virtud y descubrir nuestro verdadero potencial. Ignorar esta realidad conduce al autoengaño, al placer inmediato y a la debilidad del espíritu. Dios nos otorga herramientas para enfrentar el dolor y convertirlo en una oportunidad para perfeccionarnos, pero también demanda responsabilidad y disciplina para vivir según principios que trascienden la gratificación temporal. Al asumir una perspectiva que nos ayude a crecer y enfocar nuestras acciones en lo que podemos controlar, transformamos las dificultades en ejercicios que forjan nuestra grandeza y nos acercan al bien mayor, alejándonos de la esclavitud del placer y la inercia.
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La vida es breve y todo lo que anhelamos —fama, poder, placer o riqueza— se desvanecerá como humo. Aceptar nuestra mortalidad nos libera del miedo y nos permite enfocarnos en vivir con virtud y gratitud en el presente, sin lamentar el pasado ni preocuparnos por el futuro. Cada día puede ser el último, y el mejor legado que podemos dejar es el ejemplo de una vida virtuosa, centrada en cumplir nuestro deber y disfrutar con sabiduría lo que se nos ha dado. Los obstáculos, lejos de ser barreras, son oportunidades para fortalecer el espíritu, pues el sabio no teme a la muerte ni se esclaviza al placer, viviendo en armonía con la naturaleza y actuando con rectitud. La verdadera libertad radica en aceptar la vida tal como es, sin miedo ni expectativas vanas, porque solo al aceptar la muerte podemos vivir plenamente.
"Temer a la muerte es tan necio como temer a la vejez, ya que la muerte sucede a la vejez como esta a la juventud. En el fondo, quien no quiere morir no quiere vivir, pues el don de la vida trae implícito el límite de la muerte. Nos dirigimos a ella sin remedio, por eso es de necio temerla."
El temor a la muerte produce incertidumbre, le resta vida a la vida, por qué preocuparse por lo nadie se va a zafar? No es más liberador aceptar lo inevitable?
La muerte va acompañada de la vida, siempre y cuando estemos vivos la muerte estará a nuestro lado, aún si tememos de la muerte igualmente estará; ningún grado de miedo o precaución nos separará de la muerte. Por que atormentar nuestras horas de vida con el temor a morir?
Si uno muriera mañana podría decir "he sido feliz", "he vivido mi vida de manera pena"?
La vida no se mide en la cantidad de años sino en la calidad de años, alargar la vida es un deseo que solo los tontos lo tienen. El objetivo es aceptar la muerte como parte de ella, corregir mis defectos, vivir de acuerdo a la virtud y sabiduría.
Aceptar el hecho de que somos mortales, frágiles y la inevitabilidad de la muerte nos libera del miedo que limita la plenitud de la vida. Reconocer esto en nosotros mismos nos libera de las cosas superfluas y triviales de la vida. Reconocer esto en las demás personas nos hace amarlas en este instante.
Aceptar la muerte es aceptar la vida. Es dejar de habitar en los eventos del pasado que ya murieron y es dejar de vivir en el futuro cuando su momento no ha nacido, es incierto y está fuera de nuestras manos.
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El éxito requiere sacrificios que suelen ser ignorados por quienes, desde su posición alcanzada, aconsejan vivir equilibradamente o atribuyen sus logros a supersticiones como la ley de la atracción. Por ejemplo, un emprendedor exitoso puede hablar de "pensar en positivo" sin mencionar los años de trabajo arduo, noches sin dormir y riesgos asumidos para llegar a donde está. Reconocer estos sacrificios nos ayuda a tener una perspectiva realista del éxito y a evitar falsas expectativas.
En lugar de obsesionarnos con optimizar cada aspecto de nuestra vida, es más valioso construir hábitos consistentes que reflejen la identidad que deseamos. Por ejemplo, si queremos ser escritores, el hábito diario de escribir durante 30 minutos puede ser más efectivo que esperar a que llegue la inspiración. Este enfoque nos conecta con el proceso y reduce la ansiedad por los resultados, como lo enseña la filosofía japonesa del kaizen, que enfatiza mejoras pequeñas y constantes.
La impaciencia y el deseo de controlar lo incontrolable solo generan frustración. Aceptar nuestra fragilidad, mortalidad y la belleza de lo incierto nos permite vivir plenamente. Por ejemplo, en lugar de preocuparnos por cómo reaccionará alguien a una decisión importante, podemos enfocarnos en hacer lo correcto según nuestros valores y aceptar las consecuencias con serenidad. Esta actitud nos libera del peso innecesario de intentar prever o manipular el futuro.
La virtud reside en actuar con justicia y razón, abrazar el presente sin quedar atrapados en el pasado o temerosos del futuro. Como enseñó Marco Aurelio, “la vida es una serie de momentos presentes”. Una manera práctica de aplicar esto es desarrollar prácticas como la meditación de atención plena (mindfulness), que nos ayuda a estar presentes y a responder con calma y claridad a los desafíos diarios.
El sufrimiento y la muerte, aunque inevitables, son maestros invaluables. Reflexionar sobre nuestra mortalidad no debe ser un motivo de desesperación, sino de gratitud. Por ejemplo, el ejercicio estoico de imaginar el "peor escenario" (como perder algo o a alguien valioso) nos enseña a apreciar profundamente lo que tenemos. De manera similar, enfrentar las dificultades con una mentalidad de aprendizaje, como al superar un fracaso, nos permite convertir el dolor en una oportunidad de crecimiento.
Vivir con propósito, sin miedo y con gratitud significa alinear nuestras acciones con nuestros valores más profundos. Esto puede incluir cosas simples pero significativas, como dedicar tiempo de calidad a nuestros seres queridos, expresar agradecimiento a diario, o trabajar en un proyecto que refleje nuestra pasión y contribuya a algo más grande que nosotros mismos. Es en esta alineación donde encontramos autenticidad y plenitud.
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El propósito no se crea, se encuentra, y su búsqueda genuina trasciende metas personales como la fama o el poder, las cuales, una vez alcanzadas, dejan un vacío existencial. El verdadero propósito radica en Dios, quien nos creó a Su imagen y semejanza, y se refleja en nuestras acciones cuando están guiadas por la virtud y el servicio a los demás. Vivir pensando solo en uno mismo conduce a la miseria, mientras que dar valor a otras personas a través del servicio otorga sentido a la vida y dignifica el sufrimiento inherente a ella. La alegría no debe ser un fin en sí misma, sino un resultado de una vida en armonía con la sabiduría y la virtud, aceptando la realidad tal como es y encontrando en el propósito la fortaleza para enfrentar los desafíos.
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Confiar en Dios implica reconocer Su soberanía, amor y sabiduría infinitos frente a nuestra fragilidad y limitaciones humanas. Dios es el Creador que tiene todo bajo control, conoce el futuro y siempre busca lo mejor para nosotros. Confiar en Él requiere humildad, dejar atrás nuestro orgullo y deseos inmediatos, y aceptar que Su plan es perfecto, aunque a veces no lo comprendamos. La preocupación surge de la falta de fe y no aporta soluciones, mientras que la paciencia y la oración nos conectan con Su propósito. Jesús, como revelación de Dios, nos enseña que amar y obedecer a Dios implica confiar en Él incluso en el sufrimiento, ya que este fortalece nuestra dependencia de Su gracia. La verdadera sabiduría proviene de temer a Dios y vivir conforme a Su voluntad, no según nuestra limitada percepción. Dios nos transforma a través de Cristo, dándonos una nueva identidad que trasciende el egoísmo y el placer inmediato, y nos llama a vivir en autosacrificio y esperanza, seguros de que Su amor y guía nunca fallarán.
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El apego a las expectativas nos esclaviza cuando deseamos cosas fuera de nuestro control, condicionando nuestra felicidad a factores externos. La verdadera libertad radica en limitar nuestros deseos a lo que está en nuestras manos y aceptar desapasionadamente lo que no podemos cambiar. La frustración surge de resistirnos a los sucesos externos, mientras que aceptar la realidad con gratitud y ecuanimidad preserva nuestra autonomía emocional. Nuestras acciones deben enfocarse en lo que podemos controlar, como nuestra actitud, disciplina y virtudes, en lugar de obsesionarnos con resultados inciertos. Preocuparnos o pensar repetidamente en situaciones externas es inútil, ya que los eventos en sí no nos afectan, sino los juicios que emitimos sobre ellos. Aprender a vivir en paz con la incertidumbre y ser indiferentes a lo que no hace diferencia nos libera del dolor generado por las expectativas y nos permite adaptarnos al cambio constante de la vida.
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Las acciones son el verdadero reflejo de la coherencia entre lo que una persona piensa y cree, ya que el carácter se mide por lo que hace, no por sus sueños o intenciones; ni siquiera por los valores que dicen tener porque una cosa es considerar tener cierto valor y otra cosa es reflejar ese valor a través de las acciones. Por más buenas que sean las intenciones, las acciones demuestran el nivel de convicción y lealtad hacia uno mismo.
La peor traición viene de parte de uno mismo al romper con su propia palabra. Podrías estar con alguien que rompe sus promesas, dice que va a hacer "x" pero hace "y"? Absolutamente que no y uno podría convertirse en esa persona al mentirse, al romper sus propias promesas.
Uno es la persona que está con uno mismo las 24 horas del día, no pierdas el respeto por ti mismo al elegir lo que da satisfacción inmediata sobre lo que en realidad tiene significado y valor.
La autoconciencia es esencial para reconocer las propias acciones, tanto positivas como negativas, con el fin de poder mejorar por medio de las experiencias.
Resumen de libros del 2024
El ego es el enemigo por Ryan Holiday
En El ego es el enemigo, Ryan Holiday advierte que el ego es una creencia malsana en nuestra propia importancia, que genera una falsa autoimagen, nos desconecta de los demás y nos ciega ante nuestras limitaciones al rechazar la retroalimentación. Aunque puede confundirse con confianza y ocasionalmente llevar al éxito, el ego trae consigo consecuencias negativas, ya que fomenta la indiferencia hacia los demás, alimenta ilusiones basadas en éxitos pasados y limita el crecimiento personal al impedir una evaluación honesta de nuestras capacidades.
El libro de los 5 anillos de Miyamoto Musashi
En El libro de los 5 anillos, Miyamoto Musashi relata su transformación personal, enfatizando que el verdadero camino radica en la disciplina, el autocontrol y el dominio del carácter. Propone entrenar la estrategia hasta que se convierta en una segunda naturaleza, aprendiendo a actuar en el momento adecuado y a interpretar las situaciones para aprovecharlas al máximo. El autocontrol conduce al cielo, mientras que la indisciplina lleva al infierno.
Manual de vida de Epicteto
La esencia de esta obra se encuentra en reconocer que dentro de la naturaleza hay cosas que están en nuestro control y otras que no. Al llegar a hacer esta distinción disponemos mayor claridad al momento de actuar sobre aquellas cosas en las que podemos.
Nuestro mayor poder reside en nuestra voluntad y percepción. Hay poder en nuestra libertad para decidir sobre cómo vamos a actuar y ver las situaciones; siempre con autocontrol, moderación, sobriedad, responsabilidad sobre las acciones que tomamos. Nuestro deber está en las acciones que tomamos y no en los resultados que obtenemos.
Ante las cosas que no logramos controlar nos invita a la rendición a no intentar que nuestra mente llegue a preocuparse, a eliminar la ansiedad por querer controlar eventos exteriores. El dolor que tenemos se debe a nuestras expectativas sobre eventos que están fuera de nuestro y nuestro poco entendimiento de la naturaleza de la vida; que los infortunios son parte de ella.
El deber del filósofo es practicar los principios y dejar que nuestras acciones mismas hablen de la filosofía vive en nosotros.
Meditaciones de Marco Aurelio
En Meditaciones, Marco Aurelio reflexiona sobre la naturaleza cíclica de la vida, la brevedad de la existencia y la inevitabilidad de la muerte, invitando a aceptar y amar el destino (Amor Fati). Enseña a distinguir entre lo que está bajo nuestro control y lo que no, a mantener la indiferencia hacia lo externo y a valorar el cumplimiento del deber moral por encima de la vanidad o codicia. Propone actuar con benevolencia, templanza y justicia, guiados por la razón y la sabiduría divina, recordando nuestro deber social de amar, corregir y actuar en pos del bien común.
Sobre la Providencia de Séneca
Las adversidades son pruebas necesarias para el perfeccionamiento moral y oportunidades para que el hombre sabio fortalezca su virtud. Dios, que mantiene el orden del universo bajo una ley eterna, provee fortaleza a quienes confían en él y buscan la virtud, que es el vínculo entre el hombre bueno y Dios. Aunque los hombres buenos enfrenten dificultades, interpretan toda situación a su favor y no son esclavos de los males verdaderos, que surgen de los vicios y pasiones. La virtud se fortalece enfrentando desafíos, y las pruebas que Dios permite son para un bien mayor: la superación y la grandeza del espíritu humano.
Sobre la Ira de Seneca
Séneca, en Sobre la ira, argumenta que esta emoción es un vicio destructivo que surge de una percepción y reacción voluntaria ante una supuesta ofensa, pero no tiene justificación ni utilidad real, ya que solo conduce al sufrimiento y a la pérdida de control. El sabio comprende la naturaleza humana, reconoce sus errores con gracia y se distancia emocionalmente de las situaciones para evitar la ira. Propone cultivar la virtud y rodearse de personas virtuosas, alejándose de influencias negativas, para alcanzar una vida feliz y equilibrada. Además, sugiere dedicarse a actividades que enriquezcan el alma, como el arte y la lectura, reconociendo los propios límites y evitando aquello que consume la energía sin beneficio.
Sobre la Vida Feliz de Seneca
En Sobre la Vida Feliz, Séneca argumenta que la verdadera felicidad proviene de la práctica de la virtud, no del placer ni de factores externos. La virtud, arraigada en la razón y la sabiduría, es la única fuente de libertad interior y felicidad duradera. El placer, por el contrario, esclaviza, adormece los sentidos y desvía del camino correcto. La persona virtuosa vive guiada por el juicio recto, libre del temor y del deseo, enfocada en un continuo mejoramiento y en servir desinteresadamente a los demás. Aunque alcanzar la perfección es imposible, el esfuerzo por vivir conforme a la virtud es un ideal noble que proporciona estabilidad, claridad y verdadera libertad frente a las eventualidades de la vida.
Piensa como un emperador romano de Donald Robertson
En Piensa como un emperador romano, Donald Robertson destaca que el estoicismo se centra en vivir conforme a la sabiduría y la virtud, aceptando la mortalidad y los infortunios como parte inevitable de la vida. El sabio distingue entre lo que puede controlar—sus actitudes, percepciones y acciones—y lo que no, actuando objetivamente y sin expectativas sobre los resultados. La aceptación de la muerte libera del temor y fomenta la gratitud por la vida, mientras que el verdadero legado no radica en logros materiales, sino en el carácter y la filosofía que inspiran a las generaciones futuras. La virtud es su propia recompensa y el estandarte supremo del estoico.
Estoicismo de John Sellars
En Estoicismo, John Sellars explica cómo esta filosofía enseña que el sufrimiento surge de juicios erróneos y creencias falsas que generan emociones negativas. Los estoicos buscan vivir en armonía con la naturaleza, aceptando lo que está fuera de su control y enfocándose en la virtud como el único bien verdadero. La virtud es suficiente para alcanzar la felicidad, entendida como un estado de bienestar sustancial y autosuficiente, independiente de circunstancias externas. Además, el estoicismo promueve un enfoque práctico en la vida, equilibrando la reflexión y la acción, y reconoce la responsabilidad social al considerar a todos como ciudadanos del cosmos. La práctica estoica incluye el desarrollo del juicio correcto, el rechazo de impresiones erróneas y la integración de la filosofía en la vida diaria como un remedio para las emociones desordenadas y los conflictos internos.
La llamada al coraje de Ryan Holiday
En La llamada al coraje, Ryan Holiday explora cómo el coraje es fundamental para enfrentar el miedo, asumir responsabilidades y actuar conforme a nuestros valores y convicciones. El miedo, irracional y distorsionador, limita nuestras posibilidades al crear problemas inexistentes y socavar nuestra confianza. Sin embargo, al confrontarlo con lógica, conocimiento y entrenamiento, podemos convertirlo en una herramienta que indique oportunidades de crecimiento. El coraje no es imprudencia, sino la moderación entre la cobardía y la temeridad, permitiendo actuar con sabiduría y propósito. Más allá del coraje, el heroísmo emerge cuando sacrificamos nuestro interés personal por el bienestar de otros, impulsados por el amor y la responsabilidad hacia algo mayor que nosotros mismos.
Los hermanos Karamázov de Fyodor Dostoevsky
En Los hermanos Karamázov, Dostoevsky plantea que el amor es la respuesta definitiva al sufrimiento humano y a la crisis existencial. Aunque la razón puede señalar las injusticias del mundo, es incapaz de ofrecer soluciones. El amor, en cambio, transforma el dolor en un medio para la redención y la conexión espiritual. La fe, la libertad y el amor, lejos de ser fáciles de aceptar, requieren un sacrificio consciente, pero ofrecen la única esperanza verdadera para enfrentar el sufrimiento y encontrar significado en la vida.
Focus Daniel Goleman
El libro Focus de Daniel Goleman analiza cómo la atención es un recurso esencial en nuestra vida, ya que influye en la motivación, el desempeño, las relaciones y la capacidad para apreciar el presente. Goleman detalla diferentes tipos de atención: la selectiva, que filtra estímulos irrelevantes; la profunda, que permite absorberse en una tarea; y la abierta, necesaria para la creatividad. Expone cómo las distracciones emocionales y sensoriales pueden sabotear nuestro enfoque, mientras que la autorregulación emocional y el descanso ayudan a mantenerlo. Además, aborda el papel de la atención en el autocontrol, la empatía y el liderazgo, enfatizando que un enfoque equilibrado entre objetivos y emociones potencia nuestras habilidades y relaciones. La práctica deliberada y consciente, junto con una autoconciencia activa, fomenta no solo un mejor desempeño personal, sino también la capacidad de liderar y colaborar eficazmente en un entorno colectivo.
El arte de morir de Séneca
En El arte de morir, Séneca reflexiona sobre la importancia de aceptar la muerte como parte intrínseca de la vida, pues solo al hacerlo podemos vivir plenamente y liberarnos del miedo que nos encadena. Para él, aprender a morir no significa temer a la existencia, sino comprender nuestra fragilidad y la brevedad de nuestro paso por el mundo. La aceptación de la muerte nos enseña a enfocarnos en la virtud, despreciar las trivialidades, y valorar el presente sin quedar atrapados en el pasado ni obsesionarnos con el futuro. La muerte no es ni buena ni mala; es indiferente y natural, como todo lo que rige nuestra existencia. Al reconocer su inevitabilidad, podemos abrazar una vida auténtica y libre de temor, entregándonos a lo esencial y amando a quienes nos rodean con plena conciencia de nuestra transitoriedad. Para Séneca, una vida plena no se mide en años, sino en la calidad del espíritu con que se vive.
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