La esencia de esta obra se encuentra en reconocer que dentro de la naturaleza hay cosas que están en nuestro control y otras que no. Al llegar a hacer esta distinción disponemos mayor claridad al momento de actuar sobre aquellas cosas en las que podemos. Nuestro mayor poder reside en nuestra voluntad y percepción. Hay poder en nuestra libertad para decidir sobre cómo vamos a actuar y ver las situaciones; siempre con autocontrol, moderación, sobriedad, responsabilidad sobre las acciones que tomamos. Nuestro deber está en las acciones que tomamos y no en los resultados que obtenemos. Ante las cosas que no logramos controlar nos invita a la rendición a no intentar que nuestra mente llegue a preocuparse, a eliminar la ansiedad por querer controlar eventos exteriores. El dolor que tenemos se debe a nuestras expectativas sobre eventos que están fuera de nuestro y nuestro poco entendimiento de la naturaleza de la vida; que los infortunios son parte de ella. El deber del filósofo e...
Notas sobre pensamientos y libros