Séneca aborda en esta obra la búsqueda de la estabilidad interior y la paz del espíritu en un mundo lleno de incertidumbre y adversidad. La inquietud del alma nace de la falta de propósito, de la inconstancia y del apego a las expectativas falsas. Para alcanzar la verdadera tranquilidad, es necesario vivir conforme a la virtud, aceptar la realidad con gracia y no dejarse dominar por el miedo o el deseo. La vida debe equilibrar la acción y la contemplación, el trabajo y el descanso, la soledad y la compañía. El sabio no se aferra a la fortuna ni se deja abatir por las circunstancias, sino que enfrenta todo con serenidad y razón. Al comprender la fugacidad de la vida y la inevitabilidad del destino, se libera del sufrimiento y aprende a vivir y morir con dignidad.
Séneca dice que mantenerse amarrado a las situaciones que nos hicieron pasar por la adversidad, es enfadarnos con nosotros mismos porque ya aún superando el obstáculo nosotros mismos nos anclamos a esas adversidades que ya pasaron
Estabilidad del espíritu o tranquilidad viene de la confianza en uno mismo y creer que uno va por el camino correcto, sin desviarse por las distracciones proveniente de otras personas. Caminar de modo que el alma vaya por un camino favorable, contemplando y siendo agradecido de sus propios bienes, manteniéndose en un estado de placidez, sin engreirse ni deprimirse; esto es tranquilidad.
Hay que desvelar el vicio que está impidiendo la tranquilidad del alma.
La inquietud del alma proviene de la inconsistencia y ella proviene de la falta propósito en la vida de una persona porque una persona al no tener propósito no sabe a dónde dirigirse, es perezoso, si toma acción ella es inconstante y cambia de planes constantemente, es fácil de verse atormentado por los vicios; incapaz de gobernar sus propias pasiones.
El hombre débil sin quietud es incapaz de gobernar sus propias pasiones.
Esta clase de persona es incapaz de lidiar con la soledad, se refugian en el ocio con tal de huir de ellos mismos porque su espíritu está inclinado a asuntos ajenos, paralizado por anhelos frustrados.
Esta inacción del hombre va en contra del la naturaleza del espíritu porque el es activo y propenso al movimiento; para el espíritu el trabajo es motivo de placer, pero este trabajo tiene que ser fundamentado en un propósito porque de lo contrario simplemente estaríamos huyendo de nosotros mismos.
De que sirve huir del dolor si no se logra huir y si el dolor proviene de uno mismo? El dolor no proviene del exterior sino de lo que llevamos adentro.
Distraernos con lo superfluo, efímero y con el placer del vicio no resolverá el problema que yace en el interior por la falta de propósito.
El propósito tiene que girar entorno al servicio, a ser de utilidad a todos con nuestro talento, palabras y consejo; exhortando a la juventud, inculcando la virtud en los espíritus. Hay que mantenerse ocupado en actividades pero no en cualquier actividad, sino en actividades que giren en torno a nuestro propósito.
Por que el propósito tiene que girar en el servicio hacia los demás? Porque al vivir absorbidos en nosotros mismos vamos a tener la tendencia de lanzarnos a los vicios que nos pueden llevar a nuestra propia destrucción.
El propósito que gira en torno al servicio prevalece por encima de las actividades de interés propio.
En algunos caso la fortuna nos puede privar de la capacidad de actuar y algunas veces es necesario retirarse poco a poco salvando el honor.
El retiro no es deshonroso porque busca la libertad de la práctica de la virtud. La República puede estar corrompida que nos puede privar de nuestro oficio, que haremos si eso sucede? Nos desocuparemos de nuestros deberes como ciudadanos del universo? Podemos optar por el retiro para combinar nuestro ocio con la virtud y seguir siendo de utilidad. No dejaremos ser atenazados por el miedo, nos movemos aún siendo amenazados por el peligro.
"Y no esperes que los negocios te despidan, sino que apartate tu mismo de ellos"
Aún en la privación de parte de la fortuna nuestro propósito trasciende las órdenes sociales y las limitaciones impuestas por la fortuna porque nuestro propósito está en practicar la virtud la cual no es castigada por ningún poder divino
Nuestro propósito es practicar la virtud la cual siempre es de utilidad y de servicio para nuestros conciudadanos.
Los impedimentos fortuitos, ningún tipo de circunstancia nos priva completamente de practicar la virtud
"Con razón, a mi entender a Curio Dentato decía que prefería estar muerto a vivir muerto."
Hay que valorarse a uno mismo para darse cuenta si nuestra fuerza está apta para la actividad que vamos a realizar, que no pase que nos comprometamos y no podamos cumplir con la tarea porque sobreestimamos nuestras capacidades
Es una dicha contar con amistades que poseen un espíritu leal, con los que se pueden confiar secretos, mitigan nuestras preocupaciones y su juicio aclara nuestras decisiones. Debemos escoger aquellos libres de vicios que caminen en el sendero de la virtud y evitar aquellos tristes que se lamentan y se quejan de todo.
"Debemos de considerar cuanto menos doloroso es no tener que perder, y comprenderemos que la pobreza entraña menos ocasión de amarguras cuanto menos de pérdidas"
Las personas que viven apegadas al patrimonio viven en preocupación, para ellos eran mejor no recibir que perder porque no hubieran llegado a apegarse a sus bienes.
Diógenes era el más feliz teniendo nada, se asemejó a la dioses desnudos, dándolo todo sin tener nada. Su desapego lo hacía inmune a los infortunios.
Debemos vivir en moderación, alejarnos del lujo, apreciar las cosas por su utilidad y no por su hermosura. Aprender a tener satisfacción de saciarnos y no emborracharnos.
Aprender a contemplar la pobreza con serenidad, refrenar el lujo y practicar la frugalidad.
"El exceso siempre es un vicio"
Todos estamos encadenados a la fortuna, en la vida hallaremos placeres, diversiones, recreos pero también infortunios, desgracias, dolor; pero para mantener la tranquilidad debemos estar siempre agradecidos por toda circunstancia y acordarnos que tenemos la capacidad de aceptar la realidad de la vida y la incertidumbre de la fortuna.
Sufre más quien se sostiene de las expectativas falsas que quien se acepta la realidad con gracia. Vive mal quien no sepa bien morir.
Nadie está a salvo de la enfermedad, de la muerte de los seres queridos, de los despidos, de los malos negocios, de las equivocaciones ni de nuestra propia muerte.
Entonces debemos entristecernos? No, debemos aplicar la razón y enfocarnos en lo que podemos controlar y vivir la vida en base a la virtud y sabiduría, alentando nuestra esperanza pero consciente de que todas las cosas son triviales, por afuera con diferentes apariencias, pero por dentro igual de vacías.
El sabio sale al encuentro de la fortuna, no tiene razón de temerla porque es consciente de que todo lo que hace la vida más grata, personas y bienes, lo cuenta como pasajero como un préstamo que pronto a de irse y no por eso lo valora poco, sino que vivirá y tratará todo con intención y propósito sabiendo que son prestaciones del cielo; el sabio estará dispuesto a devolver las cosas con gracia y gratitud.
"Vivirá mal quien no sepa bien morir"
"Tú, en cambio, vivirás más tiempo y tendrás mejor muerte, porque recibes el hierro sin retirar el cuello y sin oponer las manos, sino con coraje. Quien tema la muerte, jamás hará nada como hombre vivo; en cambio, quien sepa que en el momento mismo de su concepción se convino su muerte, vivirá conforme a lo estipulado y al mismo tiempo, con la misma fortaleza de espíritu, procurará también que nada de lo que le ocurra sea inesperado. Pues previendo todo lo que pueda suceder como que va a suceder, mitigará las acometidas de todas las desgracias, pues no entrañan ninguna sorpresa para quienes están preparados y aguardandolas, pero resultan penosas para los despreocupados y los que esperan la felicidad."
Todos están expuestos a los infortunios de la vida. El hombre que zarpa al mar con la expectativa de que no habrá tempestad será un hombre sentenciado a la muerte, el no tiene poder sobre el mar ni sobre el clima porque tendría la expectativa de que no habrá mal tiempo? El hombre que acepta la realidad, contempla todas las posibilidades estará mejor preparado e incluso sabrá sumergirse con su barco con gracia.
"Lo que le puede ocurrir a uno, puede ocurrirle a todos."
Al momento de no considerar todo lo que podría sucederte, le estas dando poder a la adversidad para que tenga dominio sobre ti.
No hay que esforzarse por cosas vanas. No desear lo que no podemos conseguir o que una vez obtenido lo deseado, comprender más tarde que solamente era vanidad de nuestros deseos o que el resultado sea indigno del esfuerzo.
Hay gente que deambulan sin rumbo, sin propósito sirviendo a cualquier deseo que se le cruce todo con el fin de ocuparse con alcanzar cualquier objetivo impuesto por alguien más o por el simple hecho de alcanzar ilusiones falsas, sirven a los deseos con esfuerzo estéril.
Todo esfuerzo debe encaminarse a un objetivo pero a estos inquietos no los estimula es el trabajo sino las falsas imágenes de las cosas
Quien quiera vivir tranquilamente no persiga los placeres, las cosas triviales y superfluas. Quien quiera vivir marque su rumbo, bajo un propósito que trascienda los estímulos humanos. Opta por una vida simple, guiada por la virtud y sabiduría; y en servicio de la sociedad.
El sabio vive tranquilamente porque acepta la fortuna. Tiene en cuenta el imprevisto, el contratiempo, el impedimento; por esa razón al sabio nada le sucede en contra porque todo lo ha pensado.
El dolor de la realidad no tumba al espíritu del sabio porque todo lo tiene previsto en comparación al que se le ha garantizado éxito sin excepción. Por esta razón debemos ser flexibles, no entregarnos en exceso a nuestros proyectos porque la obstinación es enemiga de la tranquilidad; nuestros proyectos están sujetos a la fortuna, todo se le escapa de las manos del hombre.
"Sobre todo, el alma debe apartarse de todo lo externo y retraerse en sí misma: confíe en sí misma, regocíjese en sí misma, en sus propios bienes, alejese lo más posible de los ajenos, y aplíquese a sí misma, hágase insensible a los daños, e interprete con benevolencia incluso la adversidad."
El sabio sigue siendo humano propenso a caer en los vicios del vulgo, debemos ser flexibles de modo que no nos parezcan odiosos sino risibles con el fin de llevar todo con buen ánimo.
"Es más humano reírse de la vida que lamentarse por ella."
Tiene más capacidad de actuar quien ríe por los infortunios que quien se lamenta por ellos porque quien se ríe nada considera importante, nada grave, ni siquiera lamentable. Pero lo más preferible es aceptar con calma la costumbre pública y los vicios humanos, sin caer en la risa ni en las lágrimas. Atormentarse por los males ajenos no llega a resolver nada y es una eterna miseria y reírse es un placer inhumano.
Algo más que nos roba la tranquilidad del espíritu es vivir con una máscara, aparentar alguien que no es porque constantemente uno estará vigilandose para mantener el maquillaje y preocupado de que los demás lo lleguen a descubrir.
"Es preferible ser menospreciado por ti sencillez que ser atormentado por una perpetua simulación."
Pero hay que recordar que hay un límite y una gran diferencia entre vivir con sencillez y vivir con negligencia.
Tambien es importante alternar entre la soledad y la compañía.
"La soledad nos curará de la aversión de la muchedumbre; la muchedumbre del tedio de la soledad."
Hay que alternar entre el trabajo y la diversión
"Tampoco debemos mantener la mente en el mismo grado de concentración, sino regalarla con diversiones."
Y tambien hay que incluir el descanso para que el espíritu se levante mejor y más vivo; porque el esfuerzo continuo quiebra el vigor del espíritu.
El sabio encuentra moderación entre el trabajo y el descanso, la soledad y la compañía, la disciplina y el placer.
1. Sobre la inquietud del alma y la falta de propósito
La inconstancia y la falta de dirección son las principales causas de la inquietud del alma. Quien no tiene un propósito definido se dispersa, se deja llevar por sus pasiones y es incapaz de encontrar estabilidad. La tranquilidad no surge de la simple ausencia de preocupaciones, sino de la certeza de estar en el camino correcto, guiado por la razón y la virtud.
"La inquietud del alma proviene de la inconsistencia y ella proviene de la falta de propósito en la vida de una persona."
2. Sobre la huida del dolor y la inacción
No sirve de nada huir del dolor si no se logra escapar de uno mismo. El sufrimiento no viene solo del exterior, sino de cómo lo interpretamos y lo enfrentamos. Distraerse con placeres superfluos no resuelve el problema, sino que lo posterga. La clave está en aceptar el dolor como parte de la existencia y enfrentarlo con serenidad, sin permitir que gobierne nuestra vida.
"De qué sirve huir del dolor si no se logra huir y si el dolor proviene de uno mismo?"
3. Sobre el retiro
El retiro no es una renuncia al deber, sino una forma de seguir practicando la virtud cuando la vida pública se corrompe o nos impide actuar con justicia. Si la fortuna nos arrebata un camino, la razón nos muestra otro. El sabio no se deja paralizar por las circunstancias; sabe cuándo es momento de actuar y cuándo es mejor retirarse para preservar su libertad.
"Y no esperes que los negocios te despidan, sino que apártate tú mismo de ellos."
4. Sobre la fortuna y la aceptación de la realidad
La verdadera tranquilidad no se alcanza esperando que la vida sea favorable, sino preparándose para cualquier adversidad. Quien se aferra a expectativas falsas se vuelve esclavo de la fortuna y sufre cuando la realidad no cumple sus deseos. En cambio, quien acepta la naturaleza cambiante de la vida y la incertidumbre del destino permanece sereno ante cualquier giro del destino.
"Sufre más quien se sostiene de las expectativas falsas que quien acepta la realidad con gracia."
5. Sobre la risa y la miseria humana
La risa no debe ser una burla cruel ni un escape de la realidad, sino una forma de afrontar la vida sin caer en el pesimismo. Reírse de los vicios humanos puede ser una estrategia para no dejarse afectar por ellos, pero la respuesta más sabia es la ecuanimidad: ni reírse en exceso ni lamentarse sin cesar. La mejor actitud es la comprensión serena de la naturaleza humana.
"Es más humano reírse de la vida que lamentarse por ella."
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